Dinamarca, el país más feliz del mundo

Según el World Happines Report, que cada año investiga el nivel de satisfacción general por países, los daneses ocupan el primer puesto en la escala evolutiva de la felicidad desde hace años. Y como no va a ser el país más feliz del mundo si lo tiene todo como playas, ciudades antiguas, sitios llenos de arte y cultura como su capital Copenhague, que ha sabido mezclar tradición y vanguardia, tanto en su arquitectura como en su gastronomía y sus objetos de diseño. Armonía y amabilidad son dos características de esta ciudad donde la naturaleza es tan importante como la tecnología, por lo que podemos disfrutar de una ciudad verde y acogedora de antiguos callejones y edificios de vanguardia, recorriendo las calles a pie o en bicicleta, el medio de transporte más popular de la ciudad, seguramente quedarán sorprendidos por el contraste.

 

La tierra de Hans Christian Andersen y el príncipe Hamlet tiene un componente especial que proviene de los vikingos, antiguos moradores del territorio, y de su historia y tradiciones; pero, fundido con uno de los más modernos estilos de vida, una armoniosa organización estrictas normas de conducta que lo vuelven un lugar muy seguro para visitar.

 

Las 443 islas que la conforman están conectadas por una red de transporte muy desarrollada, eficaz y perfectamente diseñada como para cubrir todos los posibles destinos. Al estar completamente rodeado por agua, Dinamarca resulta absolutamente pintoresca y deslumbrante; más aún porque su posición geográfica le conlleva tener días extremadamente largos en verano, y extremadamente cortos en invierno.

 

Un lugar con mucha cultura y de cuentos de hadas

 

Sin duda es un lugar de cuento de hadas, por sus tradiciones y leyendas, que son una fuerte base de su folklore. Fue aquí, en Dinamarca, donde Hans Christian Andersen, el célebre escritor de cuentos infantiles, dejó volar su imaginación para crear obras atemporales basadas en viejas leyendas de la zona, su legado ha quedado imborrable en Copenhague, donde se puede contemplar la reconocida estatua de La Sirenita, que es fiel reflejo de la protagonista del cuento y que se ha convertido en el principal símbolo de la ciudad. Es así como muchos escritores y artistas han llegado a Dinamarca para buscar la inspiración o refugiarse en su ambiente de calma y amabilidad.

En cuanto a su cultura e historia, Copenhague es una de las ciudades más sorprendentes de Europa, dado su legendario origen vikingo y su mezcla de viejas tradiciones con el vanguardismo más actual. La Plaza del Ayuntamiento, con sus bellos relojes, y la de Konges Nytorv son lugares que debe conocer si viaja a la capital de Dinamarca, recorrer su casco antiguo que le llevará por los lugares más representativos de la ciudad.

No olvide tampoco acercarse al muelle de Nyhavn. Desde aquí podrá admirar la belleza de los canales daneses y el entorno que les rodea, salpicado por casas de colores y cafeterías de lo más animadas.

 

Jardines de Tivoli, una joya histórica y maravilla cultural

Tivoli es algo más que un parque de atracciones. Es una joya histórica y una maravilla cultural en pleno centro de Copenhague. El parque temático de temporada más visitado del mundo, ha entretenido al mundo desde que abrió sus puertas en 1843. Es el segundo parque temático más antiguo del mundo y el parque temático de temporada más visitado del mundo. Su deliciosa mezcla de paseos, atracciones, espectáculos y cultura lo convierten en un lugar para disfrutar tanto para  adultos como niños.

Entre sus atractivos cobran protagonismo montañas rusas, trenes, carruseles, máquinas tragamonedas y juegos acuáticos, entre otros. Además, existe una gran variedad de espectáculos culturales que se ofrecen en la sala de conciertos, teatro de pantomimas, palacio de congresos y lugares destinados a exposiciones.

 

 

Castillos de fábula

 

Entre los lugares turísticos de Dinamarca que no pueden perderse, se encuentran castillos impresionantes.

Ubicado cerca de la localidad portuaria de Elsinor, el Castillo de Kronborg, justo en las aguas que separan a Dinamarca de Suecia, el Castillo de Kronborg es uno de los más visitados del país. El edificio, que domina toda la línea de costa alrededor de la ciudad, es uno de los castillos renacentistas más importantes del norte de Europa al que William Shakespeare le dio fama mundial cuando decidió utilizarlo como escenario de su obra Hamlet. El castillo como hoy lo conocemos, fue construido en 1585, aunque en su lugar existía ya una pequeña fortaleza desde 1420. De él destacan las murallas defensivas y demás estructuras militares propias de la época. En su interior cobran especial importancia las habitaciones, el gran salón de baile y una capilla maravillosamente conservada desde su época original.

 

El Castillo de Rosenborg está ubicado en el centro de Copenhague y por su arquitectura e historia representa uno de los lugares más visitados de la ciudad,  Si bien a principios del siglo XV este espacio construido a instancia de Christian IV comenzó a funcionar como residencia de verano, años más tarde se remodeló hasta adquirir su fisonomía actual. El castillo fue conformado con un estilo holandés renacentista, sobresaliendo sus altas torres, la mampostería de piedra arsénica de color rojo y sus amplios jardines que son los más antiguos de Dinamarca.

El Palacio de Rosenborg fue utilizado como residencia de los monarcas hasta el año 1710 cuando Federico IV, nieto de Christian IV, decidió abandonarlo. A partir de entonces, este enorme castillo se convirtió en escenario de las colecciones reales: elementos de equitación, armas de desfile, trajes utilizados en eventos especiales, objetos de vidrio y porcelana, obras de arte y joyas, fueron algunos de los elementos que comenzaron a ser parte de este lugar que fue abierto al público a partir del siglo XIX.

 

El Palacio Real Amalienborg es la residencia de invierno de la familia real en Copenhague y es considerado como una de las mejores piezas de la arquitectura danesa.

Se trata de un complejo compuesto por cuatro mansiones de estilo rococó que está ubicado de forma octogonal sobre la Plaza Amalienborg. Cada uno de sus edificios se orienta hacia el centro, en el que se erige la estatua del fundador, el rey Federico V.

Además de esta impresionante arquitectura, uno de los espectáculos más atractivos de la plaza es el Cambio de Guardia, donde los soldados vestidos de azul marchan todos los días a las 12:00 horas.

 

El Palacio de Christiansborg de Copenhague, que no es precisamente uno de los más antiguos, es Uno de los núcleos históricos y políticos de Dinamarca, este palacio se encuentra en el islote de Slotsholmen, donde descubrirán el Parlamento danés, la oficina del Primer Ministro y el Tribunal Supremo, concentrados. Esta edificación, también residencia real y caballerizas, se levanta sobre las piedras de palacios y castillos que se alzaron en el mismo terreno desde el siglo XII. Curiosamente, los vestigios de los anteriores castillos de Copenhague y de Absalon se pueden observar en las ruinas descubiertas y conservadas a comienzos del siglo XX. El terreno de las Caballerizas Reales acoge los carruajes históricos y magníficos caballos que se emplean para los desfiles monárquicos y las ocasiones especiales.

 

Dinamarca sin duda es un país que tiene mucho que ofrecer y es digo de un viaje de lo mas interesante.